lunes, 13 de mayo de 2013

Timadora

Y de pronto me di cuenta; ¡Estoy atrapada en mi propia vida! Enganchada en el particular concepto que imagine tener de mi misma. Sin espacio para mi creatividad. Rechacé todo lo que me hacia libre en mi propia actuación y ahora vivo interpretando el papel de ésta persona que creí era o debía ser, y que no necesariamente es la persona que soy.
Me miro al espejo y veo un maniquí, una estatua, una idea concebida sin alma y sin existencia. Soy una artista interpretando la historia de una biografía ajena. Un comediante sin gracia. Estrella sin camerino, ni función. Una farsa de mi propia invención.
Máscaras, disfraces y bocetos. Todos ellos esbozando una mueca que tal parece debe ser la sonrisa de una extraña, afectada y carente de sentido.
Los tumultos a mi alrededor empujan a esta figura de un lado a otro. -¡Rápido, aprisa niña! ¿Por qué tardas tanto en decidir? - No hay tiempo para pensar. ¡Actúa, actriz! Hazlo parecer natural. Debes fingir como si vivieras, simula como si lo hicieras desde el corazón.
¡Títere de mi autoría! Yo muevo los hilos de tu vida.
¡Y ahora vive chiquilla!
Pequeño pedazo de carne y hueso. Reducido espantajo gris.
¡Vive!...

No hay comentarios:

Publicar un comentario